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Arcos y cables

  Decía que l a basílica de la Sagrada Familia no eran m ás que arcos y cables . A mi me r esultaba casi ofensivo, me parecía una imprudencia reducir tanta belleza con esa rotundidad. Por aquel entonces yo cursaba el máster en ingeniería industrial y él, Javier Torres, era el profesor de estructuras. Las primeras clases fueron caóticas. Tuve la sensación de estar asistiendo a las reflexiones filosóficas de un profesor chiflado, divagaciones inconexas que abordaban temas de cualquier índole menos la estructural, contribuyendo al desconcierto general. Sin embargo, había en su forma de expresarse algo especial, una convicción extrema, como de revelación, que hacía sospechar que aquello que contaba era cierto. Era tal su entusiasmo y tan contagioso que, durante aquellos días, estuve convencido de que Javier había encontrado el elixir de la vida eterna y que, en clave, estaba tratando de proporcionarnos el mapa para llegar a él. Así que decidí seguir escuchando. Con el